Vía de Maestri
1ª Ascensión Española - 1985
11ª mundial
1ª Ascensión Española - 1985
11ª mundial

Claudio Sanches y Fernando Cobo realizan el 29 de Diciembre de 1985 la ascensión al Cerro Torre.
Se considera la primera ascensión Española y 13 Mundial o absoluta.

El Cerro Torre es un colmillo que se alza por encima del glaciar más de 2000 metros absolutamente verticales. Por ello, en aquellos tiempos se consideraba la montaña más dificil del mundo.
Su tercio superior normalmente presenta este revestimiento de nieve y hielo, por lo hace muy compleja su ascensión.
La gran diagonal
En las Torres de Hielo

La penultima reunión sobre el compresos de Maestri
Video Presentacion 1ª Ascensión Española al Cerro Torre. (Es un video recortado y sin sonido).
Cerro Torre. Patagonia 1982-83.
Por Gregorio
Martínez Villén
(Artículo revisado
con fotografías, el 25 de Octubre de 2010
El autor durante
una escalada en las Agujas
Rojas de Chamonix
en 2010.
Han transcurrido
27 años de nuestra expedición al Cerro Torre. El proyecto partió de Fernando Cobo y de Miguel
Lausín, excelentes escaladores del momento que habían planeado abrir en la
montaña la primera vía de su pared Este. Pero la envergadura del propósito
hacía necesario un equipo más numeroso, y a raíz de la invitación de nuestros
compañeros, Jesús Gómez y yo aceptamos unirnos al grupo. Un grupo, por cierto,
heterogéneo, en el que la mitad de los componentes prácticamente no había
escalado con la otra mitad. Esta falta de relación previa, condujo a algunas
discrepancias propiciadas por la insoportable climatología de la Patagonia. Ninguna
de las tres expediciones que aquella temporada intentamos el Torre estuvo libre
de tensiones.
¿Por qué el Cerro
Torre? Hasta 1982, el Torre contaba únicamente con cuatro rutas y una sola
ascensión reconocida hasta la misma cumbre. La primera lograda en 1959 por
Maestri y Egger en la
cara Noreste. En el descenso Egger murió arrastrado por una
avalancha. Con él desapareció el testimonio fotográfico y amplios sectores de
alpinistas no concedieron a Maestri el beneficio de la duda. Acosado por la
crítica, el montañero italiano regresó en 1972 con Alimonta y Claus, abriendo
el pilar Sureste, aunque no llegaron a remontar los 45 metros del
característico hongo de hielo de la cima. Por otra parte, la expedición utilizó un
compresor para colocar pitones de expansión repartidos en los 1200 metros de pared,
aspecto muy controvertido. En 1974, Ferrari, Chappa, Conti y Negri trazaron un
itinerario nuevo en la cara
Oeste que sí culminó en lo más alto. Esto hizo que su
escalada fuese considerada por muchos la primera absoluta. Por último, Burke y
Proctor abrieron en 1981 la cuarta vía tras superar la cara Noreste , una vez
más sin cima.
He aquí una
minúscula parte de la historia de esta aguja de granito, considerada
inexpugnable durante años. Su carga de polémica y tragedia, su aislamiento,
dificultad y belleza, constituían los argumentos suficientes para estimular a
toda una generación de alpinistas dispuestos a ganar la gloria.
¿Y dónde encajamos
nosotros? En este sentido, si algún mérito se puede
conceder a nuestro intento fue el de la osadía, en sí
misma necesaria para escalar muchas montañas, pero todavía más entonces,
tratándose del Cerro Torre y de abrir vía. En fin, las durísimas condiciones
climatológicas y, muy probablemente, la falta de realismo en el planteamiento
original, hicieron abortar la idea de la cara Este , optando sobre el terreno por lo que
pareció más razonable: el pilar Sureste, en el que tampoco tuvimos demasiada fortuna.
Pero sólo el discurrir del tiempo permite hacer ciertos balances que la
juventud y el exceso de confianza o de coraje no te dejan ver con claridad en
su momento.
El Cerro Torre
desde la morrena durante la marcha de aproximación el 14 de Enero de 1983. A su derecha las
cimas de la Egger y la Standhardt.
Soslayando los
aspectos del viaje entre Zaragoza y Río Gallegos, el 29 de diciembre de 1982
salíamos hacia el Parque Nacional de los Glaciares con todo nuestro equipaje en
una camioneta. Durante los 500 kilómetros de travesía por la Pampa
patagónica en dirección Oeste, el polvo fue nuestro acompañante por una
carretera de ripio. Luego, al entrar en la zona húmeda al pie de la cordillera,
la lluvia tomó el relevo para no abandonarnos en la mayor parte del periplo.
Así alcanzamos una planicie en la confluencia de los ríos Fitz Roy y de las
Vueltas, donde plantamos las tiendas y despedimos el año 1982. Fue una atípica
Noche Vieja celebrada en el estío del hemisferio austral. Una pequeña hostería
y la casa del guardaparque, eran los dos únicos rincones habitados en un lugar
donde hoy se levanta el Chaltén, población con más de 1000 habitantes.
Aproximación hacia la Cabaña Maestri el 2
de Enero de 1993. El arriero Lucho guía los caballos cargados con el material.
De espaladas, caminando, Miguel Angel Lausín. Al fondo el Chalten (conocido
como Fitz-Roy) y la
punta Poicenot.
La tienda cocina bien abastecida al
comienzo de la
expedición. Eran otros tiempos…, el pelo todavía lucía
abundante sobre la cabeza.
La
instalación definitiva del base nos llevó un par de días. Las primeras
conversaciones con los componentes de las expediciones que allí se habían dado
cita, permitieron hacernos una idea de las condiciones climatológicas de la
temporada y del estado de la
pared. A decir verdad, el ánimo reinante no era bueno, dado
que los intentos de escalada de aquellos alpinistas habían sido fallidos.
Casi
sin pausa, el 4 de
enero iniciamos los acarreos hasta un base avanzado al pie del Glaciar del
Torre, donde cavamos dos cuevas en la nieve para depositar víveres y material
de escalada. Fernando había pensado entrar en la pared al día siguiente, lo que
no pudo ser por un súbito empeoramiento del tiempo. De regreso, la intensidad
de algunas ráfagas de viento nos tiró al suelo en varias ocasiones.
Aproximación
bajo el contrafuerte del Mocho hacia el lugar donde cavamos las cuevas del base
avanzado.
Ya
en la Cabaña Maestri ,
comenzó a llover de forma incesante, estableciéndose un periodo de tiempo
irregular, con breves momentos de mejoría. La expedición de franceses, que
había pasado mes y medio asediando la montaña, decidió abandonar. De su
fragmentación quedó Pierre Fargos en solitario. Otra expedición compuesta por
un italiano, un argentino y un norteamericano (a la que llamamos “la
internacional”), siguió esperando.
Las
veladas en el base se sucedían en medio del viento y de la lluvia inclementes,
contando batallas pasadas en otras montañas; haciendo planes de futuro sin
haber conseguido los del presente. Se mataba el tiempo confiando en no
claudicar. Pierre lavaba la ropa interior en el mismo puchero repleto de hollín
donde luego cocinaba. Otros aplacaban el aburrimiento durmiendo o leyendo. La
inactividad montañera había dado tanto de sí, que alguien consiguió elaborar un
tablero de ajedrez con figuras remedadas en masa de harina.
El
7 de enero de 1983 escribía en mi diario: “…después de la comida iniciamos
una conversación que ha de cambiar totalmente el rumbo de nuestra expedición.
Tras acalorada discusión decidimos intentar la vía Maestri por el pilar
Sureste…” En cualquier caso, es preciso reconocer la
determinación de nuestro compañero Fernando Cobo respecto al
deseo de abrir vía por la
cara Este. Con esta nueva perspectiva, el día 11 volvimos a
portear a las grutas de nieve…, y regresamos frustrados. Cerré la jornada con
las siguientes letras: “…tras de nosotros dejamos un temporal infernal que
castiga las paredes del Torre y la Egger. Está todo impracticable…” El día 12,
con malas condiciones, efectuamos otro porteo. Quedaba, de esta forma, listo el
ataque a la pared.
El 13 de enero por la noche el
altímetro-barómetro indicó mejoría. El cielo comenzó a despejarse cuajado de
estrellas. El 14 salimos hacia las cuevas, que alcanzamos a las 11 horas.
Comimos, organizamos el equipo y a las 3,30 de la tarde nos adentramos en el
Glaciar del Torre. La reverberación del sol transformó esta cuenca en un horno
asfixiante. Las mochilas se habían convertido en pesado lastre y caminábamos
lentos sobre un terreno peligroso en algunos tramos. A las 17 horas abordamos
las pendientes heladas del inicio de la vía. Luego , una gran muralla en terreno mixto,
equipada con tramos de cuerda fija inservibles, nos condujo al pie del pilar
Sureste propiamente dicho, que alcanzamos alumbrados por la luz del frontal.
Bajo la imponente cara Este durante la
parte final de la aproximación a la escalada la mañana del 14 de Febrero de 1983. A la izquierda se
perfila el pilar Sureste y un pequeño segmento del collado entre éste y el
Mocho (“paso” de la vía).
Rimaya muy abierta en el comienzo de la
escalada.
Llegada a los primeros contrafuertes
rocosos.