miércoles, 24 de mayo de 2017

CERRO TORRE, Via de Maestri

enlace al video:

https://www.youtube.com/watch?v=lIUr8rNX3E8&t=37s

CERRO TORRE -ARISTA SUDESTE
Vía de Maestri
1ª Ascensión Española - 1985
11ª mundial


Claudio Sanches y Fernando Cobo realizan el 29 de Diciembre de 1985 la ascensión al Cerro Torre.
Se considera la primera ascensión Española y 13 Mundial o absoluta.


El Cerro Torre es un colmillo que se alza por encima del glaciar más de 2000 metros absolutamente verticales. Por ello, en aquellos tiempos se consideraba la montaña más dificil del mundo.

Su tercio superior  normalmente presenta este revestimiento de nieve y hielo, por lo hace muy compleja su ascensión.
La gran diagonal
En las Torres de Hielo

La penultima reunión sobre el compresos de Maestri

Video Presentacion 1ª Ascensión Española al Cerro Torre. (Es un video recortado y sin sonido).





 Cerro Torre. Patagonia 1982-83.
Por Gregorio Martínez Villén
(Artículo revisado con fotografías, el 25 de Octubre de 2010
El autor durante una escalada en las Agujas
Rojas de Chamonix en 2010.
Han transcurrido 27 años de nuestra expedición al Cerro Torre. El proyecto partió de Fernando Cobo y de Miguel Lausín, excelentes escaladores del momento que habían planeado abrir en la montaña la primera vía de su pared Este. Pero la envergadura del propósito hacía necesario un equipo más numeroso, y a raíz de la invitación de nuestros compañeros, Jesús Gómez y yo aceptamos unirnos al grupo. Un grupo, por cierto, heterogéneo, en el que la mitad de los componentes prácticamente no había escalado con la otra mitad. Esta falta de relación previa, condujo a algunas discrepancias propiciadas por la insoportable climatología de la Patagonia. Ninguna de las tres expediciones que aquella temporada intentamos el Torre estuvo libre de tensiones.
¿Por qué el Cerro Torre? Hasta 1982, el Torre contaba únicamente con cuatro rutas y una sola ascensión reconocida hasta la misma cumbre. La primera lograda en 1959 por Maestri y Egger en la cara Noreste. En el descenso Egger murió arrastrado por una avalancha. Con él desapareció el testimonio fotográfico y amplios sectores de alpinistas no concedieron a Maestri el beneficio de la duda. Acosado por la crítica, el montañero italiano regresó en 1972 con Alimonta y Claus, abriendo el pilar Sureste, aunque no llegaron a remontar los 45 metros del característico hongo de hielo de la cima. Por otra parte, la expedición utilizó un compresor para colocar pitones de expansión repartidos en los 1200 metros de pared, aspecto muy controvertido. En 1974, Ferrari, Chappa, Conti y Negri trazaron un itinerario nuevo en la cara Oeste que sí culminó en lo más alto. Esto hizo que su escalada fuese considerada por muchos la primera absoluta. Por último, Burke y Proctor abrieron en 1981 la cuarta vía tras superar la cara Noreste, una vez más sin cima.
He aquí una minúscula parte de la historia de esta aguja de granito, considerada inexpugnable durante años. Su carga de polémica y tragedia, su aislamiento, dificultad y belleza, constituían los argumentos suficientes para estimular a toda una generación de alpinistas dispuestos a ganar la gloria.
¿Y dónde encajamos nosotros? En este sentido, si algún mérito se puede
conceder a nuestro intento fue el de la osadía, en sí misma necesaria para escalar muchas montañas, pero todavía más entonces, tratándose del Cerro Torre y de abrir vía. En fin, las durísimas condiciones climatológicas y, muy probablemente, la falta de realismo en el planteamiento original, hicieron abortar la idea de la cara Este, optando sobre el terreno por lo que pareció más razonable: el pilar Sureste, en el que tampoco tuvimos demasiada fortuna. Pero sólo el discurrir del tiempo permite hacer ciertos balances que la juventud y el exceso de confianza o de coraje no te dejan ver con claridad en su momento.
El Cerro Torre desde la morrena durante la marcha de aproximación el 14 de Enero de 1983. A su derecha las cimas de la Egger y la Standhardt.
Soslayando los aspectos del viaje entre Zaragoza y Río Gallegos, el 29 de diciembre de 1982 salíamos hacia el Parque Nacional de los Glaciares con todo nuestro equipaje en una camioneta. Durante los 500 kilómetros de travesía por la Pampa patagónica en dirección Oeste, el polvo fue nuestro acompañante por una carretera de ripio. Luego, al entrar en la zona húmeda al pie de la cordillera, la lluvia tomó el relevo para no abandonarnos en la mayor parte del periplo. Así alcanzamos una planicie en la confluencia de los ríos Fitz Roy y de las Vueltas, donde plantamos las tiendas y despedimos el año 1982. Fue una atípica Noche Vieja celebrada en el estío del hemisferio austral. Una pequeña hostería y la casa del guardaparque, eran los dos únicos rincones habitados en un lugar donde hoy se levanta el Chaltén, población con más de 1000 habitantes.
El 2 de enero de 1983 iniciamos los porteos con caballos hacia el cambo base, también llamado Cabaña Maestri, situado en un reducto del bosque de lengas que se adentraba como la proa de un barco en la morrena del glaciar. Sobre este lugar terminaban abruptas las pendientes procedentes del cordón del Fitz Roy. El emplazamiento quedaría destruido años después por un gran desprendimiento de piedras, pasando en la actualidad a ser la Cabaña Bridwell el habitual punto de partida.
Aproximación hacia la Cabaña Maestri el 2 de Enero de 1993. El arriero Lucho guía los caballos cargados con el material. De espaladas, caminando, Miguel Angel Lausín. Al fondo el Chalten (conocido como Fitz-Roy) y la punta Poicenot.


La tienda cocina bien abastecida al comienzo de la expedición. Eran otros tiempos…, el pelo todavía lucía abundante sobre la cabeza.
La instalación definitiva del base nos llevó un par de días. Las primeras conversaciones con los componentes de las expediciones que allí se habían dado cita, permitieron hacernos una idea de las condiciones climatológicas de la temporada y del estado de la pared. A decir verdad, el ánimo reinante no era bueno, dado que los intentos de escalada de aquellos alpinistas habían sido fallidos.
Casi sin pausa, el 4 de enero iniciamos los acarreos hasta un base avanzado al pie del Glaciar del Torre, donde cavamos dos cuevas en la nieve para depositar víveres y material de escalada. Fernando había pensado entrar en la pared al día siguiente, lo que no pudo ser por un súbito empeoramiento del tiempo. De regreso, la intensidad de algunas ráfagas de viento nos tiró al suelo en varias ocasiones.
Aproximación bajo el contrafuerte del Mocho hacia el lugar donde cavamos las cuevas del base avanzado.
Ya en la Cabaña Maestri, comenzó a llover de forma incesante, estableciéndose un periodo de tiempo irregular, con breves momentos de mejoría. La expedición de franceses, que había pasado mes y medio asediando la montaña, decidió abandonar. De su fragmentación quedó Pierre Fargos en solitario. Otra expedición compuesta por un italiano, un argentino y un norteamericano (a la que llamamos “la internacional”), siguió esperando.
Las veladas en el base se sucedían en medio del viento y de la lluvia inclementes, contando batallas pasadas en otras montañas; haciendo planes de futuro sin haber conseguido los del presente. Se mataba el tiempo confiando en no claudicar. Pierre lavaba la ropa interior en el mismo puchero repleto de hollín donde luego cocinaba. Otros aplacaban el aburrimiento durmiendo o leyendo. La inactividad montañera había dado tanto de sí, que alguien consiguió elaborar un tablero de ajedrez con figuras remedadas en masa de harina.
El 7 de enero de 1983 escribía en mi diario: “…después de la comida iniciamos una conversación que ha de cambiar totalmente el rumbo de nuestra expedición. Tras acalorada discusión decidimos intentar la vía Maestri por el pilar Sureste…” En cualquier caso, es preciso reconocer la


determinación de nuestro compañero Fernando Cobo respecto al deseo de abrir vía por la cara Este. Con esta nueva perspectiva, el día 11 volvimos a portear a las grutas de nieve…, y regresamos frustrados. Cerré la jornada con las siguientes letras: “…tras de nosotros dejamos un temporal infernal que castiga las paredes del Torre y la Egger. Está todo impracticable…” El día 12, con malas condiciones, efectuamos otro porteo. Quedaba, de esta forma, listo el ataque a la pared.


El 13 de enero por la noche el altímetro-barómetro indicó mejoría. El cielo comenzó a despejarse cuajado de estrellas. El 14 salimos hacia las cuevas, que alcanzamos a las 11 horas. Comimos, organizamos el equipo y a las 3,30 de la tarde nos adentramos en el Glaciar del Torre. La reverberación del sol transformó esta cuenca en un horno asfixiante. Las mochilas se habían convertido en pesado lastre y caminábamos lentos sobre un terreno peligroso en algunos tramos. A las 17 horas abordamos las pendientes heladas del inicio de la vía. Luego, una gran muralla en terreno mixto, equipada con tramos de cuerda fija inservibles, nos condujo al pie del pilar Sureste propiamente dicho, que alcanzamos alumbrados por la luz del frontal.
Bajo la imponente cara Este durante la parte final de la aproximación a la escalada la mañana del 14 de Febrero de 1983. A la izquierda se perfila el pilar Sureste y un pequeño segmento del collado entre éste y el Mocho (“paso” de la vía).
Rimaya muy abierta en el comienzo de la escalada.


Llegada a los primeros contrafuertes rocosos.

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Patones, sector Peregil, ví Lucifer